La arcilla es un material natural, y su utilización en la construcción se remonta a la Antigüedad. Y es que el uso de la arcilla cocida, componente del barro, fue introducido en la Península Ibérica por los griegos en el siglo VII a.C. Desde entonces, este material ha evolucionado considerablemente. Así, han ido apareciendo nuevos tipos de productos, formatos, avances tecnológicos…  No obstante, los materiales naturales, como el barro, cuentan con un hueco cada vez más importante en el mercado, gracias a la apuesta por la arquitectura sostenible y a las nuevas tendencias de consumo, con clientes cada vez más concienciados con la importancia de cuidar el medioambiente.

¿Por qué es sostenible?

El barro cocido es un material de fabricación artesanal. La arcilla que lo compone es calentada a no menos de 1100ºC en hornos árabes, y es tratada posteriormente de manera completamente natural para darle forma de ladrillo, baldosa o cualquier otra.

Gracias a ello, conserva las cualidades de la tierra como el aislamiento, una buena inercia térmica, y la higroscopicidad (la capacidad de los materiales para absorber la humedad ambiente). Así, el barro cocido artesanal regula y contribuye a mantener la humedad alrededor de un 55% en el interior de las viviendas.

Por otro lado, este material tiene una gran capacidad de ser reciclado, ya que es inerte y muy estable. Así, los residuos que se generan cuando se elabora, pueden reincorporarse de nuevo al circuito de fabricación.

Aplicaciones del barro cocido

Sus usos en la construcción son múltiples, pero principalmente se utiliza para la realización de tejas, bloques, losas, revestimientos, muros, fachadas, ladrillos… Aunque también es muy común en el interior de las viviendas en su formato baldosa.

En concreto, se utiliza como pavimento pues sus características lo hacen idóneo para este tipo de aplicaciones. Ofrece un aspecto muy rústico y es resistente, fresco en verano y cálido durante los meses más fríos, fácil de limpiar y con un mantenimiento muy sencillo. Es un material anti-estático (no se le adhiere el polvo), y la falta de condensación superficial evita la aparición de moho.

El barro cocido, o terracota, se considera un material natural, neutro a las alergias, sin partículas tóxicas y que filtra los malos olores. Es decir, es ecológico, con un reducido coste energético, y, por lo tanto, idóneo para un proyecto de arquitectura sostenible. Un viejo ladrillo o baldosa de barro puede ser reciclado y volver de nuevo al circuito de fabricación.

Los pavimentos de barro cocido artesanal de Cerámica Oropesa nunca pasan de moda. Y lo mejor es que su estilo rústico y vintage encaja con otros estilos decorativos, como por ejemplo, el industrial tan en boga en la actualidad, aportando una sensación de confort y calidez. Y esto se ha podido comprobar en Casa Decor 2022, de la mano de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo y del diseñador lagarterano Tomás Alía.